Andoni Moreta es un hombre que decidió dejar su vida atrás después de un trágico incidente. Trabajaba como profesor en un instituto de Educación Especial en Bilbao cuando una de sus alumnas autistas, de 12 años, falleció después de caer por una ventana. Este suceso le movió a hacer el Camino de Santiago, y así lo hizo, dejando trabajo y familia atrás.
Pero cuando llegó a Santiago de Compostela, Andoni no se detuvo. Continuó caminando, primero hacia atrás, luego por Europa y Oriente, hasta que finalmente hizo otro peregrinaje a Jerusalén. En los últimos nueve años, ha vivido paso a paso, un camino tras otro, sobreviviendo con pequeños trabajos y la ayuda de aquellos que se muestran generosos con él.
Aunque a veces viaja acompañado de su perro Tao, un cruce entre perro y lobo, la mayoría de las veces Andoni viaja solo. A sus 63 años, explica que nadie lo necesita, que sus hijas ya tienen 40 años y que su ex mujer vive su propia vida. En su opinión, vivir en sociedad no es mejor, sino todo lo contrario. Parafraseando a Goya, Andoni dice que «el sueño de la razón produce monstruos», una razón que él cree que está adormecida, incluso perdida, en la sociedad actual.
¿Dónde se encuentra Andoni Moreta?
Actualmente, Andoni se encuentra en la Ruta Jacobea después de haber regresado al lugar donde comenzó su periplo. En Ponferrada, contó su historia a EBD, explicando que vive día a día, durmiendo donde puede y pidiendo un poco de pan si tiene hambre. A pesar de que su forma de vida puede no ser entendida por muchos, Andoni está contento con su elección y solo espera poder continuar viviendo de esta manera.
Han pasado diez años desde que Andoni Moreta comenzó su aventura como peregrino. Durante este tiempo, ha recorrido más de 20.000 kilómetros a través de Galicia, otros puntos de España, Grecia, Italia y muchos otros países de Europa y más allá. Incluso tuvo la oportunidad de viajar a Siria en su primer año de peregrinación constante. Sin embargo, incluso entonces, se respiraba un aire de violencia en la tierra que visitó. Andoni recuerda que «se veía gente armada, empezaba la guerra, ahora no se puede ir».
En aquel entonces, Siria era un país en el que los conflictos armados comenzaban a intensificarse, lo que dificultaba la vida de los ciudadanos y la visita de turistas y peregrinos. Pero Andoni decidió seguir adelante, a pesar de los peligros, y continuó caminando, enfrentando todo lo que se cruzaba en su camino.
Durante su peregrinación, ha vivido muchas experiencias y ha conocido a muchas personas que le han ayudado a seguir adelante. En algunos casos, ha tenido la suerte de tener la compañía de su perro, Tao, que se convirtió en un fiel compañero de viaje. En otros, ha encontrado hospitalidad en personas generosas que le han ofrecido un techo donde descansar y algo de comida para seguir su camino.
Aunque a veces parece que Andoni está viviendo en la pobreza, él mismo explica que no se siente pobre, sino más bien libre. Aunque haya dejado todo atrás, ha encontrado una nueva vida en la carretera, donde su única preocupación es el siguiente paso. Para él, la vida es un camino que debe ser recorrido y disfrutado, paso a paso, sin preocupaciones.