El Bar de Elvis en Reliegos

El Bar de Elvis en Reliegos
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Reliegos es un sitio peculiar en el Camino de Santiago. A pesar de no ser un punto de parada tradicional en el camino, cuenta con una amplia variedad de albergues con más de 160 plazas disponibles. Además, tiene varios bares, uno de los cuales se ha convertido en un lugar emblemático del Camino. Las guías lo señalan como «imprescindible», lo que significa que no puedes perdértelo.

Al entrar en el pueblo, el bar es imposible de pasar por alto. Lo encontrarás justo enfrente, con una fachada azul pintada sobre adobe, con grandes ojos pintados en las ventanas tapiadas y muchos objetos que han sido aportados por los dueños de la casa y los peregrinos más o menos artistas. Tiene un nombre doble: Bar La Torre, el original, y Bar de Elvis, el que ha triunfado en la mente de la gente.

El Bar de Elvis, cubierto de grafitis, en Reliegos, viene después de una larga y sudorosa caminata por la Meseta. Lo pasé genial en este bar, con música de rock loco y oldies, buena comida, fabulosas tapas, los mejores «bocadillos», excelente vino y, por supuesto, una maravillosa compañía. El Bar de Elvis, el lugar de encuentro para los peregrinos cansados.

A lo largo del Camino de Santiago, hay lugares donde los peregrinos deben hacer una parada obligatoria. Sin embargo, el Bar La Torre, también conocido como «El bar de Elvis», es uno de los sitios más auténticos que un peregrino puede encontrar. Este lugar está ubicado en Reliegos y es administrado por una persona encantadora, Eusignio Prieto «SINÍN», un verdadero genio y figura.

 

¿Cómo es el El Bar de Elvis en Reliegos ?

En el interior del lugar no hay ni un solo rincón sin decorar, todo está cubierto con escritos de todo tipo, dibujos y caricaturas de distintas calidades, ropa que los peregrinos han dejado en prenda permanente y a veces dedicada, camisetas y bufandas deportivas de aficionados probablemente desencantados, banderas patrióticas, un retrato del Che, fotos de colegas del Camino que ya han pasado a la historia y postales enviadas desde lugares remotos y pintorescos. Aunque puede ser considerado un museo un poco anticuado, refleja como pocos lugares la camaradería entre la gente y transmite esa autenticidad que se busca en el Camino. Por solo 8,50 euros, pocos peregrinos logran terminar el abundante menú que se ofrece.

Sin embargo, el lugar y su decoración no tendrían valor sin la persona detrás de la barra. En este caso, el encargado es Sinín (Eusignio para sus amigos), que llena el local con su pasión y energía. Ha estado en el negocio durante once años, lo cual es una hazaña en un bar que siempre está lleno de pasión y siempre se mantiene animado gracias a la música que suena.

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