El puente medieval sobre el río Furelos es considerado una auténtica joya dentro de la arquitectura civil del Camino de Santiago, especialmente en su tramo por Galicia. Su relevancia histórica se remonta al siglo XII, siendo mencionado en los registros de Sobrado. A lo largo del siglo XVIII, experimentó una serie de reformas parciales que contribuyeron a su conservación y funcionalidad.
En cuanto a sus dimensiones, el puente abarca una longitud de 50 metros y tiene un ancho de 3.7 metros. Su estructura está compuesta por cuatro arcos de medio punto, los cuales presentan dimensiones desiguales. Desde los arcos hasta los alféizares, se observan paramentos rectos que contribuyen a la solidez y estabilidad del conjunto. Tres pilastras se erigen como pilares de soporte, destacando sus tajamares triangulares aguas arriba y espolones aguas abajo. El perfil del alféizar adopta una forma apuntada sobre el arco principal, aportando un detalle estético único.
La construcción del puente incorpora una notable utilización de materiales. Las roscas de los arcos, los arranques de las bóvedas y los paramentos en las pilastras están elaborados en cantería, posiblemente proveniente de Pambre. Por otro lado, los demás componentes son originarios de Melide, destacando la presencia de mampostería en los paramentos, así como en el relleno de las bóvedas y alféizares, utilizando la característica piedra negra de la zona.
La fusión de estos materiales da como resultado una estructura sólida y duradera que ha resistido el paso del tiempo, manteniéndose como un testimonio vivo de la habilidad y maestría de los constructores de la época. El puente no solo cumple su función de paso sobre el río Furelos, sino que también se erige como un monumento histórico y arquitectónico de gran relevancia, enriqueciendo el patrimonio cultural de la región.
El rio Furelos
El cauce del río Furelos serpentea cerca de la localidad de Melide, suponiendo un desafío para aquellos peregrinos que emprendían su viaje a Santiago a través del Camino Francés. Por esta razón, se tiene registro de la existencia de un puente en San Xoán de Furelos ya en el siglo XII (1185), el cual se menciona en el Códice Calixtino. Sin embargo, surgen incertidumbres sobre si el puente que observamos en la actualidad es el mismo mencionado, dado que la cercana iglesia de San Xoán parece remontarse más bien al periodo del románico tardío (siglo XIII), lo que implica una pequeña discrepancia cronológica entre ambos elementos. Además, a lo largo de los años, el puente ha experimentado diversas intervenciones, siendo la más significativa llevada a cabo en el siglo XVIII. Asimismo, en el año 1979 se procedió a la reparación de uno de sus muros.