Marcelino Lobato, originario de La Bañeza y afincado en La Rioja, es un reconocido peregrino con una dedicación especial al Camino de Santiago, lo que le ha valido reconocimiento internacional en todo el mundo. Se destaca por ser uno de los peregrinos más singulares en recorrer el Camino Jacobeo en los últimos tiempos, y espera seguir manteniendo su particular estilo en los próximos cien años. Lobato ha realizado más de cincuenta peregrinaciones, lo que le ha permitido adquirir un arraigo muy especial con el camino.
Siguiendo el consejo de su padre, que le decía «Nino, busca a los amigos, que los enemigos vienen ellos solos», Lobato desea aplicar esta enseñanza a la sociedad actual. Es apodado como «el peregrino de La Rioja» y para él, recorrer el Camino de Santiago se ha convertido en una necesidad. En cada etapa del camino, Lobato encuentra algo diferente que le sorprende y le motiva a seguir recorriendo sus caminos.
Marcelino Lobato es uno de los singulares personajes que ha surgido en el camino, con un atuendo idéntico al de «Zapatones» pero una barba infinitamente más larga. Posee una credencial que, como si fuera un rollo de papel higiénico, mide varios metros, y se dedica a recorrer el camino incansablemente. Marcelino aparece en periódicos de toda España, asiste a la ceremonia de apertura del año Jacobeo con las autoridades y da conferencias como peregrino experto que es. Como un verdadero famoso, suele llevar consigo fotos suyas para regalar. Todavía conservo una foto en blanco y negro donde aparece junto a una paloma blanca. Además, siempre lleva consigo un sello y un bote de tinta para estampar las credenciales de los peregrinos que se encuentra en el camino. ¡Qué genio y figura!
¿Dónde encontrar a Marcelino Lobato?
Cuando Marcelino se cansa de caminar, pasa sus días en su «oficina», que no es más que una simple marquesina de madera en las afueras de Logroño. Allí espera a los peregrinos, a quienes regala un rato de su amena charla, un poco de fruta e incluso algún bordón.
Y no cabe duda de que esto es agradecido, ya que el camino está hecho de pequeños detalles como estos, que lo convierten en una ruta mágica incomparable con cualquier otro recorrido del mundo. Además, ¿qué sería del Camino sin estos entrañables pícaros modernos?
Se lo ha montado, pero apuesto a que no ha recorrido el camino desde hace 50 años….
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