El misterioso gesto consiste en tocar con la mano derecha los tallos que emergen de la figura de Adán en el parteluz del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Se cree que este acto tiene una connotación de agradecimiento o invocación. El destinatario de este ritual es el relieve en la columna de mármol del parteluz de la entrada principal del Pórtico de la Gloria, una obra románica creada por el Maestro Mateo alrededor de 1188. Aquí se representa el Árbol de Jesé, la genealogía de Cristo que simboliza su doble naturaleza, divina y humana, coronada por la Trinidad. Encima de esto, se encuentra la famosa imagen de Santiago in cathedra, que solía ser abrazada por los peregrinos en la cabecera del templo.
Este ritual involucra a millones de peregrinos y visitantes que han dejado su huella en el mármol bajo la figura del rey David, representado tocando el arpa en el Árbol de Jesé. A lo largo del tiempo, este contacto físico ha desgastado la piedra, creando una marca colectiva que difiere del ceremonial litúrgico tradicional. A pesar de que parece tener un vínculo con la «imposición de manos» ritual en la liturgia, en este caso el sentido se invierte. Aquí es el peregrino o el visitante quien busca una mayor cercanía y conexión al tocar directamente la figura, acompañando el gesto con oraciones o invocaciones personales. En el pasado, se alentaba a acompañar el gesto con cinco padrenuestros y cinco avemarías.
Esta importancia del tacto, evidente en todo el Camino de Santiago, es especialmente notable en el «Santiago del abrazo» y otras reliquias apostólicas dentro de la catedral. Aunque esta práctica ha sido aceptada y alentada por la catedral, está fuera del ámbito litúrgico y no tiene respaldo teológico. A pesar de esto, ha habido interpretaciones que intentan asociar el gesto con la liturgia, como la que sugiere que los cinco dedos simbolizan la obtención de cinco gracias.
Los orígenes de esta tradición varían en la literatura. Algunos sostienen que es la huella de la mano de Cristo cuando cambió la orientación de la catedral, aunque no hay pruebas sólidas para respaldar estas afirmaciones. En cualquier caso, la realidad es que el origen y la motivación detrás de este gesto permanecen desconocidos.
El gesto, después de haber sido limitado y posteriormente prohibido en 2008 debido a preocupaciones de conservación, representa una conexión especial para los peregrinos. Aunque el equilibrio entre el uso y la conservación es esencial, esta prohibición puede ser vista como una paradoja, ya que priva a los visitantes de continuar con una práctica que les permitía sentir una especie de comunión con los que vinieron antes. Otros monumentos, como el de León con huellas de manos en bronce, reflejan una idea similar de conexión a través del tacto. Esto podría ser una alternativa para mantener la oportunidad de sentir la historia con las manos en la catedral de Santiago.