El Alto de San Antón es un lugar emblemático en el Camino de Santiago, donde los peregrinos se encuentran con un paisaje lleno de historia y misterio. Este tramo de la ruta nos lleva a través del pulmón verde de Logroño, bordeando el pantano y rodeados de árboles, hasta llegar al Aula del Medio Ambiente, donde inicia la ascensión zigzagueante hacia el Alto de San Antón.
Durante esta travesía, los peregrinos se encuentran con un escenario singular: cientos de cruces que adornan el camino, brindando protección a los viajeros, tal como lo han hecho a lo largo de los siglos. Estas cruces, de diversas formas, tamaños y materiales, son mucho más que simples símbolos religiosos; son testimonios de deseos, promesas, ilusiones y esperanzas dejadas por los caminantes a lo largo del tiempo.
En tiempos pasados, este sendero solía atravesar densos bosques, donde los campesinos alimentaban las historias de peregrinos asaltados por bandidos disfrazados de monjes o por espectros fantasmales. Estas narraciones han dado lugar a la proliferación de cruces a lo largo del camino, que actúan como guardianes simbólicos, manteniendo alejadas a las almas errantes y protegiendo a los caminantes de los peligros del camino.
Cada una de estas cruces es un pequeño instante congelado en el tiempo, un mensaje cargado de significado que trasciende las barreras temporales y conecta a los peregrinos del pasado con los del presente. Así, el Alto de San Antón se convierte en un lugar donde la espiritualidad y la magia se entrelazan con la historia y la naturaleza, creando una experiencia única e inolvidable para aquellos que se aventuran en el Camino de Santiago.
